16 ago 2012

QUÍTAME EL SENTIDO, DAME LA RAZÓN

Cuando te vas a la ducha, yo doy mil volteretas y me escurro por la amplia superficie térmica de nuestras sábanas. Sobre la quinta cabriola, reconozco un olor y pienso que es el tuyo. Durante unos segundos aspiro una y otra vez, a sorbitos rápidos, como para llenar mis pulmones y nunca más poder realizar mi respiración sin ese ansiado elemento.
Días después, cuando solo yo estoy en la cama y las volteretas se ven interrumpidas por la nada, vuelve a mi  esa fragancia y en somnolencia la busco... Ese olor no es el tuyo, es el nuestro, el olor de kilómetros, de paisajes blancos, de espumas, brisas, de flores y sus nombres, relámpagos y lluvia, mucha lluvia
lluvia y monosílabos






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